Los mismos derechos, deberes y oportunidades
La ciudadanía de la Unión, que se añade a la ciudadanía nacional sin sustituirla, establece claramente los derechos que se derivan de la ciudadanía de la Unión: derechos como el de libre circulación y residencia, el de sufragio activo y pasivo en las elecciones al Parlamento Europeo y en las elecciones municipales, a la protección diplomática y consular, derecho de petición ante el Parlamento Europeo, el de dirigirse al Defensor del Pueblo Europeo, el de dirigirse por escrito a las instituciones en una de las lenguas de la Unión y de recibir una contestación en esa misma lengua, la posibilidad de dar a conocer y de intercambiar la propia opinión sobre todos los ámbitos de acción de la Unión, y el derecho de acceso a los documentos de las instituciones de la Unión.
Constitución Europea obliga a la Unión a combatir la exclusión social y la discriminación, y a fomentar la justicia y la protección sociales, la igualdad entre hombres y mujeres, la solidaridad entre generaciones y la protección de los derechos del niño, lo que convierte a la Unión Europea en el espacio desde el que los ciudadanos y ciudadanas europeas podremos conquistar de nuevo un sistema eficiente de bienestar, globalización, democratización global, libertad, salud y paz.
Además, los ciudadanos tendremos la posibilidad de intervenir en el funcionamiento de la Unión y de sus instituciones, y no sólo a través de nuestro voto cada cuatro años, ya que la Constitución incluye el concepto de democracia participativa, estructura el diálogo social y con la sociedad civil y crea la figura de la iniciativa legislativa popular europea, derechos que sin duda contribuirán a aumentar la implicación de los ciudadanos y ciudadanas de la Unión, y a que podamos hacer valer nuestros derechos de una forma directa.
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